Dictador utiliza la orientación pro-imperialista de su gobierno para mostrarse confiable ante Occidente.
Escrito por PSTU - Brasil |
Martes 15 de Marzo de 2011 01:26 En medio de la guerra de informaciones entre el dictador libio Muammar Gadafi y sus opositores, lo que se puede dar por cierto en los últimos días es que el gobierno emprende una dura contra-ofensiva, pretendiendo sofocar el levantamiento bajo una brutal represión. Con mercenarios extranjeros y grupos paramilitares, todo indica que el dictador consiguió contener el avance de los insurrectos a la capital Trípoli y, en el momento en que Gadafi se vio cercado, inició una ofensiva para recuperar las ciudades tomadas por la oposición. Ese día 9 los combates se concentraron principalmente en las ciudades de Zawiyah, cerca de la capital, y en la petrolera Ras Lanuf. En Zawiyah, que queda a 40 kilómetros de Trípoli, las fuerzas de Gadafi avanzaron con tanques y se enfrentaron a los rebeldes en el centro de la ciudad. Uno de los revolucionarios afirmó al periódico portugués Público que la represión de la dictadura de Gadafi dejó incontables muertos. “Ellos atacaron desde la mañana hasta la noche. Las calles están llenas de cuerpos”, afirmó. Ya Ras Lanuf, donde está una de las mayores refinerías de petróleo del país, volvió a ser blanco de bombardeos por los aviones de Gadafi. Los ataques destruyeron el sistema de abastecimiento de agua de la ciudad, además de haber dejado muertos y heridos. “Vimos los aviones en el cielo y oímos explosiones muy grandes y mucho humo; nuestra gente intentó ir allá, pero no lo consiguió, oímos que hay muertos y heridos”, afirmó el rebelde Khaled Kwafi al canal árabe Al Jazeera. Hubo también bombardeos en otras regiones del país. Impasse Las movilizaciones de masas que comenzaron hace 20 días contra la dictadura de Gadafi, quien tiene 41 años en el poder, tomaron forma de guerra civil frente a la brutal represión del gobierno. De un lado están los rebeldes, que tomaron gran parte del Este del país. Cuentan con varios destacamentos del Ejército libio que desertaron y que pasaron al lado de la resistencia, además de armas robadas de depósitos del gobierno. Del otro lado, sin embargo, el dictador se mantiene en la capital y tiene a su lado parte del Ejército, mercenarios extranjeros y grupos paramilitares fuertemente armados. La fuerza bélica de Gadafi permite que el dictador, por tierra, interrumpa el avance de los rebeldes y, por aire, bombardee las regiones ya plenamente conquistadas por los revolucionarios. A lo que todo indica, sin embargo, el dictador parece no contar con un contingente de hombres capaz de recuperar las ciudades perdidas y mantenerlas ocupadas. Los rebeldes, por su parte, son obligados a combatir con armamento rebasado y, constituidos en su gran mayoría por civiles, sufren de poca preparación militar para una guerra contra el dictador. A pesar de eso, desempeñan impresionantes demostraciones de heroísmo, muchas veces adolescentes enfrentando la artillería pesada de Gadafi a pecho descubierto y, si tienen mucho, con una kalashnikov en las manos. Estrategias de Gadafi Muammar Gadafi intenta por todas las formas posibles contener la revuelta. Incontables relatos a la prensa revelan bombardeos sobre civiles y la utilización de escudos humanos durante los ataques contra los rebeldes. Los heridos y muertos dilacerados por las fuerzas de Gadafi demuestran el poder de fuego empeñado contra los rebeldes. Ante la población libia, Gadafi viene denunciando un supuesto plan imperialista para recolonizar el país, encabezado por las principales potencias. Intenta así aprovechar el sentimiento antiimperialista para unificar al país de su lado. Hacia fuera, sin embargo, el discurso cambia completamente. En entrevista al canal francés TELE France 24, ese día 7, el dictador afirmó que Libia tenía “un papel para la estabilidad internacional”, refiriéndose al combate a la red terrorista Al Qaeda. Afirmó también que su país cumplía un papel de contener la inmigración de africanos a Europa, diciendo que “se espera que Libia impida que miles de negros atraviesen el Mediterráneo para ir a Europa, a Italia o a Francia”. Mientras tanto el recién creado Consejo Nacional de Libia, especie de gobierno provisional de los rebeldes, se divide en relación al que hacer con Gadafi. Mientras su presidente Mustafá Abdel Jalil, ex-ministro del dictador, dio todas las garantías a Gadafi en caso de que él renuncie, redimiéndolo incluso de cualquier investigación sobre sus crímenes, el portavoz del Consejo, Abdelhafiz Ghoga, rechazó cualquier tipo de negociación mientras el dictador continúe en el poder. Imperialismo El avance de los rebeldes sobre la capital libia ya había provocado la amenaza de invasión por el imperialismo, capitaneado por los EUA. Propagandeando el peligro de una “guerra civil prolongada”, el país desplazó dos navíos de guerra con miles de marines hacia la costa de Libia. Ahora, con el impasse entre rebeldes y Gadafi, se discute abiertamente la posibilidad de una intervención directa en Libia. Aunque algunos sectores rebeldes defiendan una “zona de exclusión aérea”, las masas libias ya dieron varias demostraciones de rechazo a cualquier tipo de intervención. Ya los EUA y Europa ven con preocupación la prolongación de una situación de inestabilidad en una región exportadora de gas y petróleo. O peor, la victoria de los rebeldes y la formación de un gobierno que rompa con la orientación pro-imperialista llevada por Gadafi en la última década. Si la posibilidad de una invasión norteamericana parece distante, por un lado, debido al desgaste de la ocupación militar en Irak y Afganistán, por otro la detención de soldados británicos por fuerzas rebeldes en Libia demuestra que la amenaza puede estar mucho más cercana de lo que parece. El día 6 de marzo fue revelado que siete soldados británicos de élite y un diplomático fueron detenidos por soldados rebeldes en Libia. Clandestinos en el país, fueron arrestados y expulsados. El gobierno inglés intentó justificarlos afirmando que se trataba de una “misión diplomática”. Fuente: website del PSTU Traducción: Jessica Barquero |
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