Francis Portocarrero
El mundo se ha conmocionado por una tragedia de alcances aún incalculables. Japón, la tercera economía del planeta, fue sacudido por el terremoto más fuerte de su historia este provocó un tsunami que arrasó con pueblos enteros.
Esta situación ha provocado naturalmente una ola mundial de solidaridad. Los socialistas y revolucionarios expresamos nuestra solidaridad con los trabajadores y pueblo japonés así como con los miles de inmigrantes que trabajan y viven en Japón.
Días después del devastador terremoto y tsunami se añade la explosión de reactores de energía nuclear en la localidad de Fukushima. El temor a un desastre nuclear de consecuencias imprevisibles se suma a las angustias que vive el pueblo japonés luego del terremoto y tsunami.
Japón posee más de 50 centrales nucleares. Diez fueron afectadas por el sismo y tres de ellas sufrieron daños graves. Especialmente crítica es la situación de la planta nuclear de Fukushima. Según expertos europeos las autoridades japonesas perdieron el control y califican de “apocalíptica” la situación. De acuerdo al francés, André-Claude Lacoste, presidente de la autoridad nuclear gala, la central de Fukushima alcanzó el nivel VI de alerta nuclear, el segundo más grave de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos, sin embargo las autoridades japonesas que se cuidan de no alarmar a la población, previendo los devastadores efectos que esto pudiera tener en su economía, la tercera del mundo, señalan que el nivel de alerta no supera el nivel IV, pero tuvieron que rectificarse y posteriormente elevaron a nivel V la alerta. El nivel máximo es VII. Al cierre de esta edición las autoridades japonesas prohibieron la venta de leche verduras y otros productos por encontrarse contaminada de radiactividad ¡¡!! La OMS afirmó el día 21 de marzo que algunos de los alimentos contaminados por la radiactividad liberada a la atmósfera han salido de las zonas de exclusión y control en torno a la central y señaló hace poco que la detección de radiación en alimentos, como leche y espinacas, y agua, registrada los últimos días es un problema “serio”, y “más grave” de lo que se pensaba.
Los reactores habrían iniciado su “fusión”, hecho que comenzó a liberar material radiactivo contaminando la tierra, al agua y la atmósfera. Ese es el terrible peligro y no sólo para Japón. Ya son cientos de miles de personas -alrededor de 600 mil- evacuadas de las zonas de peligro radiactivo y podrían ser muchas más.
La naturaleza vs. ciencia y tecnología en manos de las corporaciones
Si bien es cierto el terremoto y tsunami son accidentes de la naturaleza, en el tema nuclear es donde menos se le podemos echar la culpa a la “Madre Naturaleza”. Existe una responsabilidad humana, en este caso de las grandes corporaciones y el gobierno japonés. Ellos construyeron las centrales nucleares en un país que tiene el récord de terremotos. La palabra tsunami tiene origen japonés. Entonces las preocupantes noticias que llegan día a día deben hacernos reflexionar sobre los peligros que entraña el modo de vida capitalista que está basado en un modelo vida depredador de la naturaleza y la vida. La situación es tan grave pero los responsables políticos hacen lo posible por minimizar los hechos. El poder del lobby nuclear es tan grande que se prefiere proteger sus intereses corporativos antes que la salud de las personas, así sea de pueblos enteros.
No se trata de si cortamos de un plumazo con la dependencia de la tecnología nuclear, sino de una amplia discusión democrática mundial frente al uso y el control de la ciencia y tecnología hoy en manos de voraces capitalistas. El terremoto en Japón ha demostrado que las centrales nucleares en manos de grandes corporaciones y gobiernos capitalistas no son seguras.
Ahora, al menos por el momento, aquellos gobiernos y políticos que defendían el desarrollo de la energía atómica tanto en EEUU como en Europa dan marcha atrás al impulso de ambiciosos proyectos de construcción de más centrales nucleares. Sólo ahora dan marcha atrás solamente porque la opinión mundial está impactada con lo que sucede en Japón y buscan reacomodarse.
El desastre nuclear en Japón pone en evidencia claramente la decisión insana del gobierno y las corporaciones capitalistas de producir energía nuclear en un país con récord mundial de terremotos.
Obliga a preguntarse acerca del porvenir. Si el capitalismo continua dominando el mundo ¿qué nuevos desastres nos depara el futuro en un sistema cuya única motivación es la máxima ganancia para un puñado de corporaciones multimillonarias?
Esto nos lleva a cuestionar o preguntarnos ¿cómo desarrollar la tecnología y quienes deben detentar su control? Ese control debe darse a partir de un nuevo tipo de relaciones sociales basado en el dominio y control democrático de los trabajadores en lugar de estar bajo el control de un puñado de capitalistas. Los trabajadores no somos enemigos del desarrollo científico-tecnológico. Los desastres no los evitaremos volviendo la mirada hacia tecnologías del pasado, por el contrario creemos que la ciencia y tecnología se pondrán al servicio de la humanidad entera solamente a través de un salto revolucionario hacia adelante, con la mirada puesta en el futuro, en un futuro socialista.
El mundo se ha conmocionado por una tragedia de alcances aún incalculables. Japón, la tercera economía del planeta, fue sacudido por el terremoto más fuerte de su historia este provocó un tsunami que arrasó con pueblos enteros.
Esta situación ha provocado naturalmente una ola mundial de solidaridad. Los socialistas y revolucionarios expresamos nuestra solidaridad con los trabajadores y pueblo japonés así como con los miles de inmigrantes que trabajan y viven en Japón.
Días después del devastador terremoto y tsunami se añade la explosión de reactores de energía nuclear en la localidad de Fukushima. El temor a un desastre nuclear de consecuencias imprevisibles se suma a las angustias que vive el pueblo japonés luego del terremoto y tsunami.
Japón posee más de 50 centrales nucleares. Diez fueron afectadas por el sismo y tres de ellas sufrieron daños graves. Especialmente crítica es la situación de la planta nuclear de Fukushima. Según expertos europeos las autoridades japonesas perdieron el control y califican de “apocalíptica” la situación. De acuerdo al francés, André-Claude Lacoste, presidente de la autoridad nuclear gala, la central de Fukushima alcanzó el nivel VI de alerta nuclear, el segundo más grave de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos, sin embargo las autoridades japonesas que se cuidan de no alarmar a la población, previendo los devastadores efectos que esto pudiera tener en su economía, la tercera del mundo, señalan que el nivel de alerta no supera el nivel IV, pero tuvieron que rectificarse y posteriormente elevaron a nivel V la alerta. El nivel máximo es VII. Al cierre de esta edición las autoridades japonesas prohibieron la venta de leche verduras y otros productos por encontrarse contaminada de radiactividad ¡¡!! La OMS afirmó el día 21 de marzo que algunos de los alimentos contaminados por la radiactividad liberada a la atmósfera han salido de las zonas de exclusión y control en torno a la central y señaló hace poco que la detección de radiación en alimentos, como leche y espinacas, y agua, registrada los últimos días es un problema “serio”, y “más grave” de lo que se pensaba.
Los reactores habrían iniciado su “fusión”, hecho que comenzó a liberar material radiactivo contaminando la tierra, al agua y la atmósfera. Ese es el terrible peligro y no sólo para Japón. Ya son cientos de miles de personas -alrededor de 600 mil- evacuadas de las zonas de peligro radiactivo y podrían ser muchas más.
La naturaleza vs. ciencia y tecnología en manos de las corporaciones
Si bien es cierto el terremoto y tsunami son accidentes de la naturaleza, en el tema nuclear es donde menos se le podemos echar la culpa a la “Madre Naturaleza”. Existe una responsabilidad humana, en este caso de las grandes corporaciones y el gobierno japonés. Ellos construyeron las centrales nucleares en un país que tiene el récord de terremotos. La palabra tsunami tiene origen japonés. Entonces las preocupantes noticias que llegan día a día deben hacernos reflexionar sobre los peligros que entraña el modo de vida capitalista que está basado en un modelo vida depredador de la naturaleza y la vida. La situación es tan grave pero los responsables políticos hacen lo posible por minimizar los hechos. El poder del lobby nuclear es tan grande que se prefiere proteger sus intereses corporativos antes que la salud de las personas, así sea de pueblos enteros.
No se trata de si cortamos de un plumazo con la dependencia de la tecnología nuclear, sino de una amplia discusión democrática mundial frente al uso y el control de la ciencia y tecnología hoy en manos de voraces capitalistas. El terremoto en Japón ha demostrado que las centrales nucleares en manos de grandes corporaciones y gobiernos capitalistas no son seguras.
Ahora, al menos por el momento, aquellos gobiernos y políticos que defendían el desarrollo de la energía atómica tanto en EEUU como en Europa dan marcha atrás al impulso de ambiciosos proyectos de construcción de más centrales nucleares. Sólo ahora dan marcha atrás solamente porque la opinión mundial está impactada con lo que sucede en Japón y buscan reacomodarse.
El desastre nuclear en Japón pone en evidencia claramente la decisión insana del gobierno y las corporaciones capitalistas de producir energía nuclear en un país con récord mundial de terremotos.
Obliga a preguntarse acerca del porvenir. Si el capitalismo continua dominando el mundo ¿qué nuevos desastres nos depara el futuro en un sistema cuya única motivación es la máxima ganancia para un puñado de corporaciones multimillonarias?
Esto nos lleva a cuestionar o preguntarnos ¿cómo desarrollar la tecnología y quienes deben detentar su control? Ese control debe darse a partir de un nuevo tipo de relaciones sociales basado en el dominio y control democrático de los trabajadores en lugar de estar bajo el control de un puñado de capitalistas. Los trabajadores no somos enemigos del desarrollo científico-tecnológico. Los desastres no los evitaremos volviendo la mirada hacia tecnologías del pasado, por el contrario creemos que la ciencia y tecnología se pondrán al servicio de la humanidad entera solamente a través de un salto revolucionario hacia adelante, con la mirada puesta en el futuro, en un futuro socialista.
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